Por mucho que se quiera relacionar el nombre de esta vereda con el país de la lambada, las garotas y las guacamayas, el acento portugués y los festivales en Rio, es momento de aterrizarlo un poco al contexto colombiano y narrar la verdadera razón de su nombre o al menos mostrar la que sus habitantes reconocen. Fueron los árboles quienes se llevaron todo el protagonismo, años atrás, esta parte del Cañón de Santo Domingo, perteneciente al núcleo zonal de Santa Inés al sur Oriente del municipio de El Carmen de Viboral, indicado con el número 41, era característica por tener una vegetación especial en todo su esplendor natural, “El Brasil”, que si lo buscas en Google te ofrecerá una descripción general de este vegetal, conocido como “Pernambuco” originario de África.
Según los habitantes del territorio, este era un árbol que en su tronco desprendía un líquido rojizo que recorría cada una de sus partes, inusual para lo que cotidianamente se observaba, así que fue motivo suficiente para que los pobladores de antaño determinaran que ese sería el nombre de este lugar, por tanto, así quedo bautizada esta vereda “El Brasil”.

El Brasil no ha sido característico por tener un censo amplio de pobladores, inclusive han sido generaciones de familias cercanas y los descendientes de las mismas las que se han ido radicando en la zona. Hace aproximadamente 100 años eran 20 familias las que moraban entre estas verdes montañas, que desde siempre se han dedicado a la agricultura: siembra y cultivo de críticos, guayabas y café, a la ganadería con diversidad de reses y algunas especies de porcinos. Las fuentes hídricas son representativas por su apariencia cristalina y caudalosas corrientes, algunas de referencia son la mata de guadua y el chingal.
En el año 2002, este territorio como muchos otros del estado colombiano estuvo nublado por el flagelo de la guerra, donde los enfrentamientos entre los grupos al margen de la ley y el ejército nacional fueron la cotidianidad de muchos días, sonidos estremecedores de disparos, granadas y tanques de gas atemorizaban y amenazaba la permanencia de las personas, en consecuencia, el desplazamiento fue la alternativa para escapar, para sobrevivir, para tener la esperanza de un mañana en paz. La costa, la ciudad de Medellín y los municipios cercanos fueron los lugares de refugio por varios años.
Las familias que decidieron retornar, lo hicieron nuevamente acompañados de sus hijos, en busca de un entorno adecuado para su crecimiento, continuaron sus estudios de primaria en la escuela El Brasil, que contaba para ese entonces con más de 40 estudiantes. La estructura de este espacio inicio con tablas de madera, tejas de zinc y la generosidad de don Naceo Posada, quien por el año 1.821 donó varias hectáreas para la edificación del centro educativo. Los grados escolares se fueron incrementado dada la necesidad, pues en sus comienzos era hasta el grado segundo, que se repetía una y otra vez. Cuentan que sus juegos se caracterizaban por el riesgo y la aventura: “los pistoleros”, la gallinita ciega, el salto entre bejucos y ramas, la tiene, canicas y actividades deportivas diversas en la cancha. De no portarse bien en la escuela había castigos que poco agradaban a los infantes como arrodillarse en granos de maíz, reglazos en las manos y algunas sacudidas del brazo quedaban como desenlace ante el comportamiento “inadecuado”.
Con el paso de los años, dejando de lado la severidad de los castigos, se fue dejando también la estructura de madera y se erige una nueva escuela con cemento y otros materiales hace aproximadamente 100 años, que es la que existe en la actualidad.
En el hoy la vereda El Brasil cuenta con 11 familias, algunas de ellas conformadas por la pareja de ancianos únicamente, en otras los hijos con sus compañeras y en algunas la madre de familia con sus hijas y nietos. Una comunidad solidaria y generosa, que se complace de compartir tardes de juego, almuerzos comunitarios y trabajo conjunto por el bienestar de todos y cada uno.

Generalidades de la sede El Brasil
- Características de la población educativa: En la actualidad contamos con estudiantes migrantes de Venezuela, quienes se están integrando a las dinámicas educativas de la institución.
- Proyectos escolares ejecutados: Se ha llevado a cabo el proyecto de identificación de aves de la vereda, a través de la observación del entorno y fotografías de las mismas, vinculando a las familias en el reconocimiento, cuidado y preservación.
- Huerta escolar: Es un proyecto que buscar articular a la comunidad en general, promoviendo integración entre grandes y pequeños para compartir saberes ancestrales acerca del agro.
- Modelo educativo: Aprendizaje significativo: Escuela Nueva.
- Docente encargada: Elizabeth Soto Betancur.
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